Todos los materiales -sólidos, líquidos y gases- tienen estructura
atómica, como ya sabemos al estudiar los éxitos de la teoría
cinética de la materia. Cada átomo ordinariamente puede
considerarse como un objeto neutro, sin carga, pero realmente está
formado por un núcleo cargado positivamente, que representa
la mayor parte de la masa del átomo y de un tamaño de unos 10^(-14)
m, rodeado, a una distancia relativamente grande, unos 10^(-10) m,
por electrones cargados negativamente y muy ligeros
comparados con los núcleos. En un átomo, dependiendo del elemento
químico, puede existir desde 1 hasta más de 100 electrones.
La neutralidad del átomo ordinario es la consecuencia de un balance
exacto entre las cargas positivas del núcleo y las cargas negativas
de los electrones extranucleares. (¿Recuerdas cómo se forman los
iones?).
Nótese que las cargas de los iones y de los electrones no son algo
que se haya añadido a estos cuerpos. Por ejemplo, no es posible
descargar un electrón y convertirlo en una pequeña masa neutra; todo
electrón es en sí mismo un portador de carga negativa. La siguiente
cita ilustra muy bien una de las dificultades conceptuales en
electricidad:
"Algunos lectores esperan de mí
que les diga lo que la electricidad es realmente. No es una cosa
como la catedral de San Pablo; es una forma de comportarse las
cosas. Al referir cómo se comportan los objetos electrizados
y en qué circunstancias lo han sido, hemos dicho todo lo que
podemos decir. Cuando refiero que un electrón tiene una cierta
cantidad de carga negativa, doy a entender, simplemente, que se
comporta de cierto modo. La electricidad no es como la pintura
roja, una sustancia que pueda colocarse sobre el electrón y
quitarse de nuevo, sino meramente un nombre conveniente para
ciertas leyes físicas." (B. RUSSELL, ABC de los átomos,
1923).
Explica mediante este modelo la electricidad vítrea y la resinosa.